Las llagas o aftas orales en niños son lesiones dolorosas que pueden aparecer en la boca, especialmente en la lengua, las encías, el paladar o en el interior de las mejillas. Estas pequeñas úlceras pueden causar molestias al hablar, comer e incluso al cepillarse los dientes. Aunque no son contagiosas, pueden resultar muy incómodas para los más pequeños.
Existen varias causas que pueden provocar la aparición de llagas en la boca de los niños. Una de las más comunes es la irritación causada por una lesión en la mucosa bucal, ya sea por mordeduras accidentales, cepillado dental vigoroso o por consumir alimentos muy calientes. También pueden estar relacionadas con deficiencias nutricionales, estrés, cambios hormonales, infecciones virales como el herpes o bacterianas, o incluso como reacción a ciertos medicamentos.
Para aliviar el dolor y acelerar la curación de las llagas en la boca de los niños, existen diferentes medidas que los padres pueden seguir. En primer lugar, es importante mantener una buena higiene bucal, asegurándose de que el niño se cepille los dientes de forma suave y frecuente. Además, es recomendable evitar alimentos y bebidas extremadamente ácidos o picantes, que puedan irritar aún más las lesiones.
En cuanto al tratamiento, se pueden encontrar en el mercado diferentes productos como geles o enjuagues bucales específicos para aliviar el dolor y favorecer la cicatrización de las llagas. También se pueden aplicar remedios caseros como enjuagues de agua salada, bicarbonato de sodio o infusiones de manzanilla, que ayudan a reducir la inflamación y a promover la curación.
En la mayoría de los casos, las llagas en la boca de los niños suelen desaparecer por sí solas en un plazo de una a dos semanas. Sin embargo, si las lesiones persisten durante más tiempo, se acompañan de fiebre o causan dificultades para comer o beber, es recomendable acudir al odontólogo para que realice un seguimiento adecuado y descarte la presencia de alguna infección u otro problema de salud.
En conclusión, las llagas o aftas orales en niños pueden resultar muy molestas, pero siguiendo algunas medidas de prevención y tratamiento es posible aliviar el dolor y acelerar su curación. Es importante mantener una buena higiene bucal, evitar alimentos irritantes y aplicar productos específicos para aliviar el malestar. En caso de duda, siempre es aconsejable consultar con un especialista para recibir un diagnóstico adecuado y un tratamiento personalizado.